La solución propuesta a concurso, se fundamenta en tres principios, funcionalidad, calidad espacial, y sostenibilidad ambiental. Estos principios son los generadores de la solución volumétrica, de las características espaciales del edificio, de las condiciones exigidas a los materiales y del planteamiento de las instalaciones.
El edificio se organiza de manera muy sencilla, con una lectura muy clara de los espacios, de forma que el usuario pueda fácilmente desplazarse en él sin tener que solicitar información. El vestíbulo se encuentra encima de los andenes con visión sobre los trenes. Así el viajero no tiene duda de donde se encuentra ni de hacia donde debe dirigirse.
Se ha perseguido crear un espacio soterrado que tenga las condiciones de un espacio exterior, es decir, iluminación natural, mucha luminosidad y ventilación natural.
De este modo, además de mejorarse la calidad ambiental se consigue sostenibilidad ambiental al reducir al máximo los consumos energéticos tanto de climatización (arquitectura solar pasiva) como en la iluminación (reduciendo el consumo de electricidad)
Formalmente el edificio del intercambiador busca una referencia al tren, a su velocidad y dinamismo. La estación pretende formalmente desubicar espacial y temporalmente al viajero transportándolo a unas coordenadas diferentes de las habituales. El tren de alta velocidad es tecnología de un futuro que se ha hecho realidad, y la estación juega con las imágenes del mundo del futuro que tenemos en el subsconciente colectivo. Los capiteles circulares de los pilares, los grandes huecos elípticos atravesados por escaleras mecánicas, los suelos de cristal, los paramentos curvos, la luminosidad y la falta de referencias al exterior son todos elementos de la iconografía clásica de la ciencia ficción que se reinterpreta en esta propuesta.