El edificio se adapta a la acusada topografía del solar y ocupa la menor superficie de parcela posible para aprovechar el resto como plaza y jardín. Dado que esta zona es húmeda, fría y ventosa, y dado que el presupuesto no permite calefacción, el objetivo principal del edificio es conseguir mediante sistemas pasivos y con criterios bioclimáticos el máximo confort, tanto en las aulas como en los espacios exteriores durante los meses del curso escolar. Para ello el edificio se organiza en un único volumen en U, que situado en el extremo noreste de la parcela actúa como pantalla contra el viento, protegiendo el porche de acceso y la plaza del viento y del frío del norte. Las aulas y la plaza se orientan hacia el suroeste, lo que permite disfrutar de un mayor asoleo al tiempo que de una amplia panorámica de la vega de La Laguna.
Las aulas se sitúan en planta alta, con grandes ventanas al suroeste que utilizan gruesas lamas de hormigón para tamizar la luz de sur y que al tener mucha inercia térmica aportan calor al interior. La ventilación es homogénea en toda el aula, al distribuirse las ventanas en damero entre las lamas, permitiendo una renovación constante de aire exterior, que al circular entre las lamas recoge calor y entra en el aula más caliente. El edificio se aplaca en basalto gris, para absorber calor al mediodía y mantenerlo hasta la tarde-noche en que hay mayor uso.