El edificio se implanta en la parcela desarrollándose en horizontal, retranqueándose de los linderos para permitir que la parcela pueda entenderse como un parque. El edificio se organiza en torno a patios ajardinados, que al estar visualmente conectados con el ajardinamiento exterior producen la sensación de un parque continuo.
El edificio se resuelve con rotundos volúmenes encalados a Sur y Oeste y con grandes acristalamientos a Norte. El acceso principal al edificio queda marcado por el volumen blanco de la planta segunda, que elevándose sobre el parque señala territorialmente la posición del Hospital. El edificio recoge las claves de la arquitectura encalada blanca de la comarca, modificando su escala para adaptarla al uso dotacional, y yuxtaponiendola con materiales de última generación cómo el vidrio de altas prestaciones.
La ordenación de la propuesta se basa en tres principios, el de la justa adecuación a su uso, el de adaptación a su entorno físico y cultural y el de que la calidad ambiental del espacio hospitalario que contribuye al bienestar del paciente y favorece su mejoría. Para comodidad del usuario los recorridos son cortos, fácilmente identificables y siempre junto a jardines, a través de anchos pasillos luminosos y protegidos de la radiación solar.
El edificio se organiza con todos los usos asistenciales en planta baja, sin depender de comunicaciones verticales. En planta alta se ubica la administración y el acceso al helipuerto. El diseño de las instalaciones, conjuntamente con la solución arquitectónica tienen el objetivo de alcanzar una alta calificación energética.