El encargo consistió en la reforma y ampliación de una pequeña casa rural. Al estar situada al borde del Parque Natural de Bandama, la parcela disfruta de vistas privilegiadas y su suelo volcánico de picón negro con vegetación silvestre establece una conexión natural con el territorio protegido en el que se integra plenamente.
La intervención aprovecha la forma cúbica y sencilla de la edificación original para generar la nueva vivienda. Se potencian los dos cubos existentes variando sus alturas, texturas y colores, y se añade un tercer cubo aplacado en basalto y panelado al interior con madera de haya, que siendo un espacio a doble altura se convierte en el espacio central sobre el que gravita la vida de la casa. Para enfatizar la conexión de los tres volúmenes se engarzan tres prismas de cristal que resuelven su maclaje e introducen el cielo y la luz en el interior.
La casa apoya sobre el terreno natural mediante una plataforma que limita el espacio exterior de uso cotidiano y que al superponerse a la ladera evita las vistas de las casas próximas y proyecta la mirada hacia los montes lejanos. Las estancias se orientan hacia el paisaje protegido de Bandama recolocando los huecos existentes y abriendo un gran ventanal en el nuevo volumen añadido. Por último se añade una gran pérgola exterior que protege al edificio de los excesos de soleamiento y crea un espacio de transición entre el interior y el exterior.